El arte me transportó hacia otros mundos desde muy niño. Mundos amables, libres, bellos y emotivos. No recuerdo la primera obra de arte que vi, pero sí recuerdo muchas reproducciones de pinturas y esculturas religiosas que acompañaron mi primera infancia. La imaginería, lo espiritual, lo interno, lo místico, lo simbólico y lo sublime se evocaban en aquellas obras que me llenaban de fantasías y algunos temores. Mi experiencia estética fue más completa cuando vi por vez primera los óleos que acariciaban las telas de los grandes maestros, así como las esculturas con sus volúmenes irresistibles al tacto. Había allí tanta energía, tanta vida. Era el milagro de la creación que utilizaba al artista como un medio (medium) para dar a luz. Y quise ser otro “medium”. Pero yo era muy joven y mi rumbo se desvió hacia otros oficios, presionado por censuras y circunstancias. Así me hice ingeniero civil químico, comerciante y empresario. Fueron años duros en los cuales sentí cómo la educación formal me ponía límites, en una maraña de reglas y amarras que oscurecían mi sensibilidad y mi intelecto. |
Oscar Jadue Lama acrylique sur toile dimensions 250 x 145 |